Los resultados electorales para el Parlamento de Navarra no dejan
lugar a dudas. La suma de las opciones políticas que en sus
programas apuestan por la mejora y desarrollo del sistema público de
salud son mayoritarias. Un gobierno de las opciones liberales que
esta vez comparten sigla única conducirá a recuperar ya conocidas
recetas de privatizaciones, , obstaculización o parasitación de la
creación de la facultad de medicina en la UPNA y no resolución,
cuando no agravamiento, de ninguno de los problemas crónicos que
padece el sistema (debilidad de la atención primaria, ausencia de
cobertura de prestaciones bucodentales, investigación parasitada por
intereses privados, mercantilización de transplantes y hemodonación
desde la sanidad privada, desprotección de las y los trabajadores en
materia de salud laboral, dispendio en gasto farmacéutico etc.).
Si se vota a una u otra opción política es porque se entiende que hay diferencias reales en cuanto a la voluntad y las prácticas a la hora de resolver las necesidades de las personas, entre ellas y no de forma marginal, las de salud. Conocemos las políticas de los gobiernos conservadores que desde la acción o la desidia apuestan por la privatización y el aumento de las desigualdades en salud de origen social. Frente a ellas la mayoría de votantes ha apostado por la defensa de los derechos sanitarios, la equidad en el acceso a los recursos, la universalidad del sistema sanitario, la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y la discapacidad, el fortalecimiento de la atención primaria de salud y el respeto a los derechos lingüísticos de la población euskaldun. Estas cuestiones, y otras relacionadas con el modelo de sociedad, son las que deben determinar las conversaciones a la hora de conformar un gobierno.