La crisis del COVID no ha
hecho sino poner de manifiesto y agravar los problemas tanto
organizativos como estructurales ya detectados del Sistema Público
de Salud y más específicamente de una Atención Primaria (AP) que,
a pesar de todas las declaraciones públicas de diferentes
representantes políticos y de diversas instituciones, se va dejando
deteriorar progresivamente, sin acometer las actuaciones necesarias y
cada vez más urgentes.
Consideramos que es el
momento de actuar y tomar decisiones. Los análisis y diagnóstico
están hechos, y hay una estrategia aprobada que inexplicablemente no
se ha puesto en marcha por el Gobierno. Se necesitan unos cambios
urgentes y otros a medio plazo, que den credibilidad a los discursos,
que motiven a los y las profesionales.
Es necesario revitalizar
el papel de la AP como agente de salud ante pacientes y ciudadanía.
Estas propuestas fueron trasladadas por escrito y oralmente a la
Dirección General de Salud el 28 de noviembre y el 21 de diciembre
para que sean tenidas en cuenta en el Análisis de situación y Plan
de acción de la AP pendiente de realizar y cuya finalización
consideramos necesaria y urgente.
Nuestra propuesta incluye
tres bloques de medidas.
El primer paquete de
medidas, inmediatas, a desarrollar entre enero y marzo y que estarían
orientadas fundamentalmente a mejorar la accesibilidad a la AP y
garantizar la continuidad en la atención y cuidados.
Buscan favorecer la
equidad, en el acceso y atención a pacientes, COVID y no COVID,
conforme a sus necesidades; asegurar una Cartera de Servicios
homogénea en todas las Zonas Básicas; garantizar la atención
presencial en todos los Centros de Salud con suficiente seguridad;
redimensionar las plantillas actuales así como asegurar las
sustituciones; reforzar el personal administrativo, redimensionar las
tecnologías de comunicación, tanto las líneas telefónicas, como
la posibilidad de video-llamadas; generar espacios en AP para
comunicación con profesionales del nivel hospitalario; facilitar la
consulta conjunta profesional de AP, de Hospital y paciente; y
desarrollar Equipos multidisciplinares integrados con los Equipos de
Atención Primaria de refuerzo para seguimiento de casos COVID en
Zonas Básicas con mayor incidencia.
También sería
fundamental elaborar un Plan de intervención social que permita
asegurar medidas de protección y aislamiento frente al COVID en
grupos desfavorecidos y vulnerables; desarrollar una estrategia de
comunicación orientada tanto a poner en valor el trabajo de AP, como
a trabajar entre la población las diferentes situaciones que se dan
durante la pandemia, el miedo, la impaciencia, la inseguridad, o la
dificultad en la asunción de riesgo; y trabajar con los medios de
comunicación para promover una información crítica y veraz, que no
estigmatice a grupos de población y genere confianza y
autorresponsabilidad.
Proponemos un segundo
paquete de medidas, a implantar a corto plazo, a desarrollar entre
enero y junio.
Entre ellas, incorporar
transitoriamente un complemento retributivo a la totalidad de
profesionales de AP; reforzar las plantillas; impulsar la atención
domiciliaria dentro de los Programas de atención a personas con
patología crónica, frágiles y con cuidados paliativos; realizar un
Plan proactivo de atención a Residencias de mayores que garantice la
universalización de la atención desde AP; potenciar la Coordinación
Socio-sanitaria; fomentar la creación de Equipos territoriales en
atención Primaria incorporando nuevos perfiles profesionales y
nuevas funciones para fortalecer el desarrollo del trabajo
intersectorial y la intervención comunitaria, en especial en la
lucha contra las desigualdades en salud; crear el perfil de personal
administrativo de salud (FP sanitaria); Plan de reposición urgente
de profesionales, cubrir vacantes; y Plan para asegurar la
continuidad en los profesionales en formación de Medicina de Familia
que finalizan su residencia en mayo.
Consideramos
imprescindible articular mecanismos de participación, tanto de
profesionales como de la población; reactivar el Consejo
Interdepartamental de Salud, para impulsar la salud en todas las
políticas, atendiendo a poblaciones vulnerables que están siendo
afectadas de forma notable por la pandemia, políticas de vivienda,
desarrollo rural y emigrantes; favorecer la implicación de los
profesionales de AP en la investigación y formación.
En cuanto a
infraestructuras, creemos urgente elaborar en 6 meses un plan de
inversiones en Centros de Salud, que permita dar cabida a nuevas
funciones, como rehabilitación, atención psicológica, terapia
ocupacional, acción social, espacios tecnológicos para
videoconferencia o consultas telemáticas.
En tercer lugar, se plantean una serie
de medidas estructurales, presupuestarias y normativas.
Entre las presupuestarias, incrementar
progresivamente el presupuesto destinado a AP hasta el 25% en 3 años;
ampliar la financiación destinada a los servicios de Salud Pública
hasta el 3% en 2 años; controlar el gasto farmacéutico;
redimensionar el gasto y estructura hospitalaria; realizar Proyectos
de mejora de eficiencia y humanización; y controlar y reducir los
Conciertos.
Entre las medidas normativas, se
plantea elaborar en esta legislatura, un Estatuto del Personal del
Departamento de Salud, que incorpore nuevos perfiles profesionales, y
presentar inmediatamente al Parlamento un Anteproyecto de Ley Foral
de Salud que fortalezca el Sistema Público de Salud.
Como decíamos al principio, la crisis
del COVID no ha hecho sino poner de manifiesto y agravar los
problemas tanto organizativos como estructurales ya detectados del
Sistema Público de Salud. No podemos quedarnos de brazos cruzados
ante la situación que estamos viviendo. Exigimos a quienes ocupan
puestos de responsabilidad en Salud, que den los necesarios pasos en
la dirección adecuada. Pasos que se merecen tanto todos los sectores
profesionales como la ciudadanía.
Pamplona, a 27 de enero de 2021/ Iruñea
2021ko urtarrilaren 27a