La semana del 3 al 9 de noviembre es una semana en la que, por iniciativa de la Federación de asociaciones de defensa de la sanidad pública se propone a las organizaciones y movimientos sociales y sindicales coincidir, en todas las Comunidades Autónomas, en la reivindicación de una sanidad pública, universal, accesible, de calidad y digna para toda la población como un patrimonio del conjunto de la sociedad. Al tiempo se recuerda que cada vez hay más intereses en hacer negocio con ella y privatizar los servicios públicos que tanto tiempo nos ha costado conseguir.
El sistema de salud que tenemos, producto de numerosas movilizaciones y posiciones activas de ciudadanía y profesionales, ha llegado a ser considerado como un modelo aceptable a pesar de haberse desarrollado solo parcialmente en su potencial.
Los medios de comunicación propiedad de las personas más ricas hablan, sin demostrarlo, de lo mal que funciona todo lo público, incluidos los servicios de salud para dejar caer el negocio en su red.
De diferentes maneras: (por desidia, por falta de dedicación de recursos, aprovechando coyunturas como las crisis o el covid), se abandonan servicios o se gestionan con indolencia, se generan problemas como las impresentables listas de espera, la mil veces citada y nunca apoyada reforma de la atención primaria, la precarización de las plantillas que llegó hasta el 50% de eventualidad, se privatizan parcelas como las cocinas, las pruebas radiológicas, las colonoscopias, o tantas otras que poco a poco han ido cayendo en manos privadas.
Además, se ignoran las necesidades de desarrollar la salud mental, se dejan sin cubrir plazas en zonas rurales, se obvia la incorporación de prestaciones como la podología, la fisioterapia, la odontología, los cuidados familiares, o la atención a personas mayores que residen en centros, en su mayoría privados o concertados.
Igualmente se abren facilidades para que los intereses privados parasiten el sistema de salud: se abre paso a las mutuas, se ignora el fraude con la exclusividad, se hace caso omiso de los incumplimientos horarios de algunos profesionales que luego cobran peonadas en sus horas libres.
Parte de esta historia comenzó en 1997 cuando una argucia legal del PSOE en el gobierno, facilitó que las empresas privadas pudieran hacerse cargo de partes del sistema público de salud.
El potencial que se había generado de una salud para todas las personas como un derecho, únicamente posible si era gestionada por los servicios públicos, encontró una grieta que se ha ido abriendo progresivamente.
En Navarra se ignoran progresivamente derechos aprobados por nuestra sociedad como la accesibilidad de todas las personas o el derecho a recibir atención en euskara, y los presupuestos repiten sistemáticamente el olvido de la atención primaria o la derivación de fondos hacia lo privado.
Tampoco podemos olvidar que hasta hace muy poco se han seguido comprando medicamentos a empresas que colaboran en el genocidio de la población de Gaza.
Ahora tenemos oportunidad de impulsar el futuro de una salud pública sin esos defectos. La nueva ley foral de salud de Navarra que se está gestando en el Parlamento es la oportunidad de iniciar la participación social que reivindicamos constantemente y que los problemas que hemos citado se eviten de forma permanente recogiendo los oportunos compromisos en la ley que garanticen el sistema que necesitamos.
En Navarra se van a realizar diferentes acciones relacionadas con la defensa de la sanidad pública:
Concentración el día 31 de octubre, viernes, a las 10:00 horas, en la puerta del departamento de Salud (Conde Oliveto).
Mesa redonda sobre “Atención sin discriminación” el día 5 de noviembre, miércoles, a las 18:30, en la Calle San Francisco, 5 de Pamplona/Iruñea, Sala Pinaquy (Antigua iglesia del convento de las Salesas)
Mesa Redonda “Sistema público de Salud” el día 6 de noviembre, jueves, a las 18:00 horas, en Arizkunenea de Elizondo
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