María
Irún González
— Madrid 3 Ene, 2017 - 1:45 pm
Si
la brecha de género en el acceso y supervivencia al mercado laboral
ya ha sido siempre lo suficientemente amplia, el Consejo Económico y
Social (CES) de España advierte ahora, en un nuevo informe, de un
factor que provocará que esta brecha sea mayor: el envejecimiento de
la población.
Con
la tendencia demográfica actual, pronto los grupos de mujeres
mayores de 40 años tendrán más peso que los de menores de esta
edad. Las generaciones nacidas en la época del baby
boom
-años 60 y 70- se irán acercando a la edad de jubilación y los
pensionistas serán notablemente más numerosos que los actuales. La
propia población en edad de trabajar estará más envejecida.
A
la preocupación por las consecuencias para la productividad que esto
pueda tener -no sólo las personas serán más mayores, sino que su
esperanza de vida saludable también está disminuyendo- se le suma
un factor que el CES
pone de manifiesto en su informe, el del abandono del mercado laboral
de la mujer para dedicarse a los cuidados informales de un familiar.
Y
es que “no puede olvidarse que en la actualidad las mujeres de
entre 55 y 65 años son las principales proveedoras de cuidados
informales a la población dependiente”, aseguran. “Es importante
tener en cuenta que la población mayor de 65 años va a crecer de
manera significativa en los próximos años, incrementándose también
el segmento de los mayores de 90 años, que por lógica sufre las
mayores tasas de discapacidad y dependencia, lo que añadirá nuevos
retos a una sociedad que acusa ya un notable envejecimiento”,
prosiguen.
Si
la población trabajadora envejece, significa que la mayoría estará
encuadrada en el segmento de mayores de 40-45 años. Esto, sumado al
hecho de una mayor incidencia de personas dependientes, provocará,
según el informe, que las mujeres -que representan el 90 por ciento
de los cuidadores familiares- tengan cada vez menos representación
en el mundo laboral y, por tanto, menor acceso a la prestación por
jubilación y percepción de menores cuantías. Según el CES, en
2014 “la pensión media de jubilación de las mujeres era de 743
euros al mes, mientras la de los varones era de 1.197 euros al mes”.
El
Gobierno debe proporcionar la protección social
“Las
dificultades que encuentran muchas familias para disponer de
servicios formales de cuidados asequibles, suficientes y de calidad,
contribuyen a cronificar la situación de las mujeres como cuidadoras
de familiares menores o dependientes, un problema que tenderá a
empeorar como consecuencia del envejecimiento de la población”,
asegura el CES.
Esta
ausencia de “cuidados formales”, que según el Consejo deberían
proveer los propios gobiernos, provoca que la mujer se convierta
automáticamente y por convenio social en la responsable de cuidar al
familiar dependiente. “En 2013, España
ocupaba uno de los últimos lugares de la antigua UE-15 en cuanto a
gasto público,
medido como porcentaje del PIB, para atender a los cuidados de larga
duración”, detalla el CES.
Además, afirma
que, de mantenerse las tendencias demográficas previstas, estas
“añadirían presión al sistema de protección social, que habría
de incrementar los recursos implicados en la atención a la
dependencia tanto para mejorar la calidad de vida de estos mayores
como para aliviar la carga de cuidados que recae en las mujeres
limitando, de hecho, sus posibilidades laborales”.
Las
mujeres sufren mayor temporalidad laboral, una peor remuneración, su
porcentaje de paro es mayor por la lenta entrada al mercado laboral y
lo costoso de despojarse de su rol doméstico. Sin embargo, esa
entrada al mercado laboral “no se ha traducido de manera
significativa en una menor atribución de responsabilidades
domésticas”, como reseña el CES en
su informe, lo que provoca que se produzca la llamada
“doble jornada” -es decir, jornada en su puesto de trabajo y
jornada a su llegada al hogar- y un freno a la igualdad entre hombres
y mujeres.
Recomendaciones
del CES contra esta situación
“La
eliminación de los estereotipos sexuales, que se encuentran en la
base de las actitudes y los comportamientos discriminatorios por
razón de género, debe afrontarse con todos los instrumentos,
evitando, entre otros, el tratamiento sexista de la imagen de las
mujeres en los medios de comunicación e información públicos y
privados”, recomiendan.
“Asimismo,
el sistema educativo debe jugar un papel determinante en la
consecución del objetivo de la igualdad a medio y largo plazo,
reforzando desde el nivel de educación infantil y hasta los ciclos
de formación superior los valores de convivencia, tanto más cuanto
que los datos de las encuestas muestran en los últimos años un
retroceso en términos de actitudes y comportamientos en torno a la
igualdad de género en las segmentos de población más joven”,
sugiere además el Consejo.
Reforzar
los instrumentos de atención a la dependencia, lograr que la figura
de la cuidadora informal sea excepcional y, en definitiva, mejorar
avanzar en la protección social de las mujeres son los pilares que
ayudarán a evitar que la brecha de género en el mercado laboral se
convierta en insalvable.
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